Reseñas

Published on octubre 10th, 2018 | by Daniel Pimentel

Cannibal Corpse y Napalm Death devastando el C3 Stage

El pasado 7 de octubre Cannibal Corpse regresó al escenario del C3 Stage para hacer lo que mejor sabe, hacer que los asistentes rompan sus propias espinas dorsales con el headbang. Pero la noche del domingo subió los niveles de estridencia con un invitado de lujo, por supuesto me refiero a Napalm Death.

Sobra decir que los ánimos estaban caldeados entre los asistentes que, por una vez llegaron temprano –bueno, no todos, la mitad-, pero toda esa enjundia previa al evento se vio entorpecida por algunos problemas que tuvimos antes de iniciar el show. No sé bien que fue lo que ocurrió, pero la entrada fue un desmadre.

Según el personal de seguridad Napalm había llegado tarde, otros decían que estaba cerrado porque hubo gente que llegó temprano pero la dejaron entrar antes porque la lluvia que caía en ese momento, al final nadie sabía bien que onda. Duramos varios minutos afuera en lo que solo podíamos oír los últimos detalles de afinación de la banda telonera.

Lo bueno de todo esto es el bar estaba abierto, así que desde temprano la cerveza corría al igual que el tiempo, aun así el público se iba impacientando. También te podrás imaginar que la barra abierta y los baños cerrados son una pésima combinación. Por fortuna se abrieron las puertas, aunque una hora más tarde de lo programado.

Los encargados de iniciar las festividades fueron Gods Of Suffering, una muy buena banda de Querétaro que hace un excelente death metal. Tocaron su set completo que sí logró prender al público que poco a poco iba llegando. Por cierto, debo de darles el crédito de lograr empezar un slam a la segunda rola y siendo una banda telonera, eso casi no se ve. Bien ahí.

Después del el aperitivo tocó turno al estridente Napalm Death que de inmediato hizo clic con el público y eso es todo lo que recuerdo porque estaba muy ocupado rompiéndome la madre en el slam, haciendo headbanging y gritando junto a Barney Greenway “Nazi Punks Fuck Off”, parte en la que por supuesto los despistados derechistas que andaban por ahí, se quedaron algo confundidos.

Hablando de Barney, un detalle muy interesante fue que durante el concierto estuvo metiendo al público en contexto sobre lo que trataban algunas de sus rolas así que no faltaron los tintes de política izquierdista y anti religión, incluso por ahí salió mencionado “el muro” en alguna parte de la tocada.

El público por supuesto estuvo comprometido al cien con la banda, por fin los slams se hicieron presentes y tuvimos de nuevo esa vibra de concierto de metal que se había perdido en conciertos anteriores, en los que los asistentes parecían estar estáticos durante todo el evento. Hay personas que dicen “que van a apreciar a la banda” pero es mi creencia que con el death metal es mejor romper hocicos.

Al final Napalm Death fue todo lo que esperaba, una madriza auditiva, una de las mejores que me han dado en la vida. Su set incluyó material nuevo y old school, mi favorita de la noche por supuesto fue Scum, rola con la que los conocí hace unos 18 años. Espero que regresen pronto, aunque Napalm no es una banda que venga mucho por acá.

Después de que mis sesos quedaran esparcidos entre el piso y las paredes al terminar de escuchar a Napalm Death, toco turno a los estelares Cannibal Corpse, una banda que si bien ya no es una sorpresa para mí, ya que los vi junto a Testament en el 2015 -y caso curioso, también tuvimos problemas de logística- aún los estaba esperando con muchas ganas.

Como podrás imaginar Corpsegrinder y compañía salieron a romper madres como mejor saben hacerlo y para ser muy sincero, con Cannibal no tuve mucho tiempo de escribir, en ese punto estaba entre las chelas y los madrazos del slam que finalmente fue resucitado como se debe hacer. Así que como te imaginarás, el periodismo y la redacción no eran una prioridad en ese momento.

El setlist estuvo muy completo, al igual que Napalm incluyeron rolas de la nueva y vieja escuela. En pocas palabras puedo decir que Cannibal Corpse es sinónimo de garantía y que el concierto estuvo igual de devastador que cualquiera que hayas ido, al menos así lo sentí yo. Fischer fue un show al igual que Mazurkiewicz, Barrett, Pat O’Brien y Alex Webster.

La noche cerró con dos de los grandes temas de la banda y mi cuello del otro lado del escenario. Stripped, Raped, and Strangled –rola que se me ocurrió googlear para verificar si escribí bien el nombre y ahora estoy esperando una patrulla del FBI- y por supuesto Hammer Smashed Face, quizá la más reconocida y épica de todo su repertorio. Checa aquí la galería completa.

Fotografías: Sebastian Torres Villafaña


About the Author

Daniel Pimentel

Historiador del rock y la vida. Además de ser director y editor de este proyecto, soy colaborador de distintas publicaciones impresas y electrónicas.



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