Published on octubre 14th, 2019 | by Esencia de Antes
El legado de la bestia llega al Palacio de los Deportes
Con tres fechas agotadas Iron Maiden regreso a México, tras una ausencia de 3 años, como parte de la segunda fase de su exitosa y más reciente gira Legacy Of The Beast Tour, que arranco el año pasado en Europa. Tras una serie de aplastantes conciertos en Estados Unidos y Canadá los británicos escogieron México como punto de partida para el tour en América Latina, mismo que finalizara este 15 de octubre de 2019 en el consagrado Estadio Nacional de Chile.
A diferencia de giras anteriores en esta ocasión la banda liderada por Steve Harris, no se encuentra en la promoción de ningún álbum nuevo (Aunque los rumores apuntan a un posible material en 2020) sino a la promoción del juego homónimo para celulares lanzado en 2017 en el cual “Eddie” la clásica mascota de la banda y protagonista del juego tendrá que adentrarse en distintos mundos del cosmos y luchar para recuperar su alma la cual ha sido arrancada y fragmentada por la mismísima bestia.
Tras su fecha inaugural (27/09/2019) la doncella de hierro escogió el 29 de septiembre como su siguiente fecha en su estadía en nuestro país y a pesar de ser el segundo concierto y haber comenzado más temprano puedo asegurarles que la energía de la banda así como la calidad del concierto no mermo en absoluto. Alrededor de las 16:30 el Palacio De Los Deportes abre sus puertas a los miles de fanáticos en, que se preparan para su primer concierto de la gira y para aquellos que vienen por segunda ocasión pidiendo más. A las 17:00 las afueras del palacio son un tumulto de puestos con mercancía no oficial de la banda, el mítico Eddie adorna en cada una de sus docenas de encarnaciones las playeras de los fanáticos que como cauce se dirigen a los accesos.
Son las 16:00 y aunque el Palacio no se encuentra en su máxima capacidad se apagan las luces y comienzan los aplausos para recibir a The Raven Age, quienes son los invitados que acompañan a Iron Maiden a lo largo del tour, la banda fundada por el hijo de Steve Harris, George, quien también funge como guitarrista. El público luce animado, y los afortunados de haber ganado el First To The Barrier para Iron Maiden, no se ven impacientes y parecen disfrutar de la joven banda de metal alternativo. Finalmente, poco después de las 18:50 The Raven Age se despide por segunda ocasión del público mexicano.
Las luces se encienden nuevamente y en las pantallas del Palacio la cara de Eddie, caracterizado como el diseño del vitral de una catedral macabra, nos invita a ser parte del legado de la bestia, poco después de las 19:20 la música en el recinto deja de sonar, las pantallas se encienden y de pronto nos vemos bombardeados por docenas de imágenes del juego Legacy Of The Beast asi como un video interactivo musicalizado por el tema Transylvania que nos da la bienvenida al show. El video termina para dar paso a los primeros acordes del tema “Doctor Doctor” de los legendarios U.F.O. la gente estalla en un grito unísono y las antes vacías butacas anaranjadas y amarillas del palacio comienzan a llenarse cada vez más rápido de playeras negras.
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“Doctor Doctor” termina, dos personas del staff de Iron Maiden portando un uniforme militar levantan las telas negras que cubrían el escenario, dejando al descubierto mallas con camuflaje y vallas con alambre de púa. Las luces se apagan por última vez, mientras que los monitores nos muestran grabaciones de combates aéreos de la segunda guerra mundial y las bocinas del palacio transmiten un discurso de Winston Churchill, la gente no deja de gritar anticipados a lo que se avecina.
Aun así el riff de apertura de “Aces High” toma a algunos por sorpresa, la gente grita, aplaude, y de pronto como soldados portando sus armas los guitarristas: Adrian Smith, Janick Gers y Dave Murray liderados por el bajista Steve Harris toman por asalto el escenario acompasados por la batería del gran Nico McBrain el grito del público que parecía no poder ser más fuerte aumenta los decibeles mientras un rápido Bruce Dickinson ataviado como piloto corre por el escenario con una energía que pareciera imposible a sus 61 años. Detrás del escenario un enorme caza Spitfire Mk II similar al usado por los Britanicos durante la guerra se abalanza sobre el público mientras el legendario vocalista de la doncella, nos narra un combate aéreo el legado de la bestia comienza.
“Aces High” termina y el escenario cambia, detrás de la batería de Nico McBrain, se despliega una enorme manta con una ilustración de los Alpes Bávaros que nos mete de lleno en la canción “Where Eagles Dare”, una de las piezas más complicadas para la batería de la doncella de hierro, Bruce alcanza algunas de sus mejores notas mientras corre por la parte superior del escenario ataviado con un uniforme de invierno similar al que lucía Clint Eastwood en el clásico del cine bélico que da título a la canción. El escenario cambia una vez más este es quizá uno de los mejores rasgos de la gira, la teatralidad en el acto de la doncella que tiene como fin contar una historia distinta a la audiencia, el escenario se ilustra con la portada del sencillo “2 Minutes To Midnight” una de las favoritas del público.
Bruce se toma un momento para charlar con el público, agradeciendo una asistencia más al show y preguntándonos si conocemos la historia del héroe Escocés William Wallace, la gente grita mientras la nueva manta ilustrativa toma su lugar, en ella un “Eddie” de larga cabellera se lanza a la carga ataviado con unas runas azules que recuerdan a Mel Gibson en su película Braveheart (1995) y así comienza “The Clansman” que no deja de ser coreada dentro del recinto, el escenario transmuta nuevamente en una enorme ovación del público, pues en esta ocasión podemos ver a Eddie sable en mano cabalgando un fiero corcel de guerra, mientras ondea la bandera del reino unido “The Trooper” una de las canciones más representativas del metal comienza a sonar mientras un impresionante “Eddie” de más de 2 metros lucha a espada con Bruce Dickinson quien nos muestra sus dotes de esgrimista a la vez que ondea la bandera de México.
El escenario toma ahora la atmosfera de una enorme catedral con vitrales y candelabros en el tema “Revelations” y “For The Greater Good of God” la catedral se esfuma y la banda continúa con “The Wicker Man” tras unos momentos de silencio unos cantos Gregorianos anuncian una de las piezas más esperadas para los fans acérrimos de la banda “Sign Of The Cross” de la era Blaze Bayley. Bruce recorre el escenario portando una enorme cruz luminosa y la banda entrega una de las mejores piezas de la noche. Para su siguiente acto la banda interpreta “Flight of Icarus” por primera vez en México, la emoción del público es evidente mientras Bruce resalta el tema arrojando llamas desde sus brazo con la ayuda de un lanzallamas a la vez que un enorme Ícaro desciende sobre el escenario.
El palacio queda a oscuras y el distintivo riff de “Fear Of The Dark” es acompañado por el clásico coro que hace el público en dicha pieza a su vez el tenor Dickinson recorre el escenario con sombrero de copa y una linterna mientras emite macabras risas. El escenario se convierte entonces en el centro de un ritual diabólico siniestras gárgolas lo adornan y enromes braseros lo iluminan mientras suena “The Number Of The Beast” y poderosas llamaradas calientan el escenario y las guitarras de Dave Murray y Adrian Smith se intercalan en este clásico. Bruce Dickinson lanza su característico grito de guerra ¡Scream for me México! Una, dos, tres veces para dar paso al himno homónimo de la banda “Iron Maiden” detrás de la batería de Nico McBrain una enorme cabeza del camaleónico “Eddie” se alza y nos vigila a todos mientras la banda repite la frase que bien podría ser su eslogan “Donde quiera que estés Iron Maiden va a atraparte”.
Llegamos al Encore la recta final de la noche comienza con la fabulosa “The Evil That Men Do” y su característico riff. Janick Gers no deja de bailar y brincar sobre el escenario mientras el jefe Steve Harris menea su bajo haciendo muecas feroces a los asistentes. Nico da los tiempos para la primera campanada de “Hallowed Be Thy Name” quizá la mejor canción de la noche, con derroche de teatralidad un agustiado Bruce Dickinson nos relata desde una jaula, los últimos momentos de vida de un hombre condenado a la horca, a la vez que una enorme cuerda cae de algún lugar del escenario, para finalizar tan magistral acto de Heavy Metal, Dickinson sostiene la última del tema de manera prodigiosa.
La noche finaliza con “Run To The Hills” que se ha convertido en una de las principales piezas para el cierre, durante su interpretación Dave, Janick y Adrian lucen sombreros charros, y grandes sonrisas, la canción termina con un alocado Bruce haciendo muecas a las cámaras mientras acciona el interruptor de una caja de T.N.T. y provocando una explosión de chispas y bengalas. El sexteto se reúne en el escenario, están felices y no se ven cansados, uno a uno los miembros de Iron Maiden hacen el ya tradicional regalo de púas y muñequeras mientras su frontman nos promete regresar muy pronto y nos despide hasta mañana. Nico Mcbrain es el último en irse agradeciendo y arrojando sus baquetas mientas se va del escenario con un salto.
El ritual termina, la celebración de este domingo en la malvada catedral es testigo de que del legado bestial que Iron Maiden ha construido a través de este recuento de hechos históricos, películas y libros es un éxito. Sus escenarios son de primera, el show también, la banda no ha escatimado en gastos de producción para lograr un show que puede impresionar al más exigente y que rivalizaría con Rammstein y Kiss, la espera ha valido la pena el Palacio de los Deportes comienza a vaciarse con un público satisfecho y que acaba de presenciar lo que podría ser el mejor espectáculo que la doncella de hierro haya dado en tierra azteca.
Por: Miguel Zárate, historiador en proceso, amante del rock las tortas ahogadas y la cerveza.
Portada: sopitas.com