Música

Published on junio 2nd, 2017 | by Luis Fernando Reyes

Mark Lanegan y otros eslabones perdidos del grunge

A raíz del suicidio de Chris Cornell me he encontrado un sinfín de opiniones que aseguran que el grunge «está en coma» y que el último gran exponente de aquella corriente noventera es Eddie Vadder, lo cual me parece un fanatismo mal informado que deja claro que a mucha gente no le interesa el fondo sino las formas.

Siguiendo esa línea de pensamiento, entonces ¿Courtney Love  y Dave Grohl, por ejemplo, no tienen ningún mérito? Nos gusten o no (y dejando de lado todas las teorías conspirativas) fueron parte fundamental del movimiento: Grohl como una de las tres llantas de ese destartalado cochecito llamado Nirvana y Love como la alocada lideresa de Hole (que también fue una gran banda), para posteriormente convertirse en la endemoniada musa whitetrash del bendito Kurt Cobain (Dios lo tenga en su gloria).

Entonces es así que podemos darnos cuenta de que el líder de Pearl Jam no es el único sobreviviente del desenfreno de los noventas, aunque los medios y los múltiples expertos que pululan en la redes se esfuercen en hacernos creer que sólo 4 bandas y 4 vocalistas representaban el todo de un movimiento enorme, simplemente si nos ponemos a hacer cuentas, la banda promedio tenía tres jóvenes y furiosos integrantes de los cuales sólo un puñado están muertos, muchos otros ya no se dedican a la música pero ahí están y siguen siendo pilares del “sonido de Seattle”.

Mark Arm, líder de Mudhoneye integrante de la banda pionera del grunge Green River, también sigue vivito y tocando, al igual que Kim Gordon de los potentes Sonic Youth y Billy Corgan con sus muy parchados Smashing Pumpkins, por mencionar algunos de los vocalistas que de alguna u otra manera siguieron creando muy buena música con sus proyectos (aunque los dos últimos ya no son Seattle, son considerados grunge). Incluso el abuelo del movimiento, Neil Young, sigue componiendo odas psicodélicas y cantos de protesta, lo que deja claro Vedder no es el único que aún porta con orgullo su camisa de franela.

Pero sin duda, el caso que más me llama la atención es el de Mark Lanegan quien fue parte de los infravalorados Screaming Trees, de la súper banda Mad Season y que después se convirtió en un solista que ha depurado su sonido de una manera digna de admirarse, al grado haber colaborado con los Queens Of The Stone Age y con artistas de la talla Nick Cave, Moby o Slash.

Desde su alocada juventud, Lanegan no ha dejado de hacer música, lo que lo ha llevado a experimentar con otros sonidos más allá del grunge, en ese sentido también la forma en que escribe sus canciones ha ido evolucionando de la rabia adolescente a una madurez casi filosófica que más que rabia expresa tristeza, lo que se lleva muy bien con su aguardientosa voz que le da mayor profundidad a sus composiciones.

De hecho en abril de este año presentó su décimo álbum como solista, Gargoyle, en el que vuelve innovar mostrando que debajo de esa imagen dura hay un alma nostálgica que de una manera u otra sigue teniendo un toque grunge.

Estos son tan sólo unos ejemplos para no perdernos en la “melomanía” de algunos supuestos expertos que no paran de referenciar las mismas canciones de los mismos discos de las mismas bandas para hacernos creer que no hay nada más allá de su sabiduría mocha. Yo no diría que el grunge está en coma, tampoco que está muerto porque así como la materia, la música se transforma, pero su esencia permanece en sus nuevas encarnaciones.

Así que no te dejes engañar mi amigo, cuando alguien te diga que el grunge era el moho de un charquito de agua apestosa, tú sumérgete en ese pantano profundo hasta que en el fondo encuentres las raíces del árbol que grita.

Portada: Indie Hoy


About the Author

Luis Fernando Reyes

Estudió Comunicación en la Universidad del Valle de México y trabajó el diario Excélsior así como en Radio Fórmula. Actualmente colabora en las publicaciones digitales “Esencia de Antes” y “Revista Circe” en las escribe con temas relacionados con la cultura popular.



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