Published on junio 7th, 2019 | by Isael Serra
You’re Gonna Miss Me: el adiós a Roky Erickson
Hace apenas unos días, con enorme pesar, el panteón sagrado del rock psicodélico recibió a uno de sus representantes más singulares, el gran Roky Erickson, quién falleció el día 31 Mayo de este 2019, a los 71 años de edad, en Austin, Texas.
El errático y “extravagante” Erickson fue un personaje clave en la sub cultura psicodélica de los años 60, un artista de culto que, por diversas razones, no alcanzó la fama masiva; pero sí que influenció a cientos de artistas que vendrían después. En ese sentido Erickson fue un adelantado a su tiempo, un innovador y un tipo que hizo sus propias reglas, en su carrera y en su vida.
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El nombre de Roky Erickson puede que no les diga mucho a los “no iniciados” en el garaje y la psicodelia, pero para artistas y fans alrededor del mundo es un padrino espiritual y una de las mejores voces que existieron para cantar y gritar el rock en toda su esencia. Erickson es un “músico de músicos”, un delicatessen o una curiosidad que otros artistas han hecho más famoso al mencionarlo como influencia.
Figura de culto, sí; pero al pasar los años es ya un fenómeno extendido en Europa y en ciertas regiones de su país: si tu preguntas sobre el en Austin, allá está en un altar desde antes de morir, desde hace años. Su culto incluso rivaliza en cariño que el que se le profesa en dicha ciudad a la añorada “bruijita cósmica” Janis Joplin, otra texana ilustre del rock.
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Erickson alcanzó la fama en cierta época, sobre todo al principio de su carrera liderando a la legendaria banda psicodélica The 13th Floor Elvators, pioneros del rock psicodélico. Era 1966 cuando la banda debutó en la industria discográfica, industria que nada tonta, sabía reconocer los cambios, y ya a esas alturas donde The Beatles marcaban modas, abrazó la psicodelia como estandarte de la sub cultura de la época y posicionó a bandas como The 13th Floor Elevators en la cima del movimiento “acid rock”. Incluso tuvieron un modesto pero significativo “hit” con la canción «You’re Gonna Miss Me», ahora profética, pues fue escrita por Erickson, y era toda una declaración de principios.
Rápidamente se volvieron leyenda entre los fanáticos del rock garaje por la voz tan “primitiva” de Erickson, desgarrada, muy a lo rock and roll. Además el tipo tocaba la armónica como todo un poseído. Incluso colaboró y apoyó otro proyecto psicodélico, la banda Red Krayola, hoy de culto y pioneros del punk y el noise. Pero la locura y los excesos hicieron de las suyas; y cuando hablo de “locura” lo digo en sentido literal: la salud mental del hoy fallecido y homenajeado Roky no era la ideal para llevar una vida adecuada.
La banda pionera de la psicodelia -que hasta The Beatles y The Rolling Stones escuchaban e intentaban emular- , los The 13th Floor Elevators, no soportaron sus propios excesos y dedicación a todo tipo de sustancias que, consumían bajo el pretexto de “expandir su mente”.
Pronto sucumbieron al estilo de vida que profesaban como estandartes de la psicodelia rockera. Esos mismos excesos que llevaron a un Syd Barret, el primer líder de Pink Floyd, a perderse en la locura, en el viaje. Consumiendo LSD como si fueran dulces -algo que demostraría no ser tan buena idea-, pero que en los años 60 era parte de la contra cultura.
Luego de un par de discos más, la banda se separó y Erikson siguió con la inercia de estrella de rock metido en problemas legales por su afición al consumo de sustancias; pues poco después de que se quedara sin banda fue arrestado en Texas por posesión de cannabis. En esa época dicho estado era reconocido por sus sentencias duras hacia todo lo relacionado con tráfico de drogas.
Así que el listillo de Erickson alegó demencia y fue llevado a una institución mental; ahí, sin exagerar, se desarrolló una situación similar a la que vemos en la película de Jack Nicholson “Atrapados sin salida”, pues si Roky no estaba loco, en esas instituciones le terminaron de freír el cerebro a base de electroshocks. Ya no volvería a ser el mismo. Fue un duro viaje lleno de altibajos para nuestros héroes, y eso que aún no acababa la década de los 60.
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Ahí estuvo Erickson encerrado, aislado por varios años, viviendo ahora en su muy particular mundo. Y los paralelismos con Syd Barret son otra vez inevitables. La realidad es que Erickson nunca se recuperó del todo y su mente quedó vagando entre varios planetas y universos, como un loco sabio que vio demasiado tras las bambalinas de la realidad.
Poco se supo de el por años. Hasta que en la de década de los 80 alguien tuvo a bien recuperar su carrera -ya perdida- y meterlo a un estudio de grabación. Los resultados fueron sorprendentes, la música era su vía natural. Su voz seguía siendo salvaje y el punto focal de su sonido. Sus composiciones resultaban inquietantes, y sus letras abordaban temas como la meditación trascendental, la levitación, y las civilizaciones extraterrestres; todo un delirio sónico, mágico, musical.
Por cierto, nuestro héroe psicodélico llegó a declarar que su cuerpo había sido invadido por un marciano. Uno de sus compañeros de banda decía al respecto que esa historia él la usaba algo en broma como un medio de defensa ante la realidad, donde estuvo apartado por años y volvió.
Es en los eclécticos años 90, que varios artistas, como Henry Rollins, Sonic Youth o Kurt Cobain, lo revitalizaron: hablaban de Erickson como influencia y citaban sus primeros discos como piezas fundamentales y olvidadas del rock. En 2007 se develaron más misterios con la salida del documental dedicado a Erickson, titulado You’re Gonna Miss Me. Película que fue la introducción par a muchos hacia la música e historia de este singular personaje. Descansa en paz Roky Erikson.