Historia

Published on julio 14th, 2017 | by Luis Fernando Reyes

Los negros, los blancos y el rock and roll

Desde el año pasado (y subidos totalmente en el tren de lo políticamente correcto) se han presentado algunos incidentes relacionados con el racismo dentro del mundillo del metal, que dicho de paso, parece estar predispuesto a quejarse de todo antes de aceptar tiene bastantes esqueletos en el armario. El más sonado involucra a un decadente Phil Anselmo gritando a todo pulmón “¡White Power!” durante una presentación (algo nada sorprendente, por cierto, ya que en múltiples ocasiones ha dejado ver sus inclinaciones sureñas) lo que desencadenó una serie de reacciones encontradas que van de lo medianamente coherente hasta lo totalmente risible por parte de los metaleros que aparentemente pueden destrozarse entre ellos por cualquier tontería pero nunca (repito nunca) hacer referencias a temas raciales.

Los otros tienen como protagonistas a grupos anti fascistas que en distintas partes del mundo se erigieron como defensores de las buenas costumbres, la sana convivencia y la música bonita al impedir conciertos de bandas/terroristas que a su parecer esparcen mensajes de odio que no deben de ser escuchados por nadie (al diablo la libertad de elegir) entre las bandas afectadas estuvieron Marduk, que comete el acto de barbarie de hacer referencias a la Segunda Guerra Mundial, y Graveland, que son juzgados por enaltecer las costumbres y símbolos paganos de su país, con un toque casual de supremacía aria, ni siquiera con un mensaje político contundente como el de Der Stürmer que básicamente es el ala propagandística del Golden Dawn, grupo de ultraderecha que poco a poco se ha ido metiendo en la ideología europea hasta convertirse en una fuerza política real.

Ambos casos se caracterizan por la reacción tipo “quema de brujas” en la que todo el que defiende al equipo equivocado va derecho y sin retorno a la pira del escarnio social (lo que aparentemente está bien, en esta doble moral simplista que maneja el greñudo promedio) de las buenas costumbres metaleras porque, básicamente, el metal está fundamentado en la paz, la hermandad, el amor y el respeto… ¿O no?

Como siempre, hay que tener en cuenta que la música tiene un origen y una evolución, así el metal (con todas sus vertientes) podría ser considerado como la rama torcida del rock and roll que se alimenta en gran medida del rockabilly que básicamente era la música que hacían los jóvenes blancos para otros jóvenes blancos a mediados del siglo pasado, misma que tiene sus raíces sonoras en el country, vocales en el yodeling (el canto tirolés) e ideológicas en los viejos cánticos que los colonizadores ingleses llevaron a Estados Unidos, en los que se narraban hechos cotidianos en verso y que en un punto de la historia se encontró con la música de negros encarnada en el blues y el góspel que a su vez se alimentan de la cultura afroantillana. Así, desde el principio, el asunto racial estuvo presente en la música.

Incluso, en un primer momento, existió una división en los instrumentos musicales: el sonido blanco se caracterizaba por la música del piano, que ya no era el clásico instrumento de cola sino un híbrido hecho en América, mientras que el sonido negro estaba respaldado por el violín, que tampoco se tocaba como en las orquestas de música clásica sino que tenía una afinación distinta y se tocaba de una forma distinta para sacarle un sonido diferente.

Conforme fueron pasando los años la transculturización hizo lo suyo: los blancos empezaron a tocar el violín y los negros el piano, pero el rockand roll como tal no hubiera existido de no ser por una contribución externa: la guitarra de acero, esa que se toca recostada sobre las piernas y que deriva de la cultura hawaiana, misma que se tocaba con tubos de acero o cuellos de botella en los dedos que pisan las cuerdas (así es, a Iommy no fue al primero al que se le ocurrió) este instrumento fue adoptado por los blancos y por los negros para darle forma al bluegrass y años más tarde se cambió la guitarra y la postura adoptando el estilo español, con su variante electroacústica y añadiéndole el famoso pedal inventado en 1940 por John Moore. De ahí para delante, mi amigo.

Big Jay McNeely durante un concierto en los Angeles en 1953. Fotografía de Bob Willoughby https://www.willoughbyphotos.com

Por otra parte, si nos remontamos hacía 1840, nos vamos a encontrar con un género musical llamado Minstrel en el que se mezclaba la opera europea con las costumbres de los esclavos negros, era una especie de cantos africanos pero con un toque operístico, pero su rasgo más característico es que los interpretes eran blancos que se pintaban de negro para acentuar el efecto. Si bien es cierto, los blancos lo hacían como una parodia es un punto clave en la evolución de la música pues empezaban a reconocer la cultura de los negros como algo relevante.

De igual manera, a mediados de 1920, el Ku Klux Klan tenía una disquera amateur que produjo temas como “Why I am a Klansman” “Cross in the wild wood” y “Wake up America and kluck, kluck, kluck” mismos que no tuvieron gran relevancia y que rápidamente cayeron en el olvido, se cuenta que los líderes del Klanvisitaron a Thomas Edison en 1924 para convencerlo de que lanzara estos temas en su disquera pero el inventor les contestó: “don’t bother with this trash” (“no molesten con esta basura”). Sin embargo, en 1960 otra disquera del mismo corte llamada Reb Rebel se hizo medianamente famosa gracias a temas como “Some niggers never die (they just smell that way)”o “Nigger shatin’ me” grabados por Johnny Rebel.

En 1956, el cantante blanco Warren Smith lanzó a través de Sun Records el tema “Ubangi Stomp” (arriba) escrito por Charles Underwood, que es considerado como el primer tema rockabilly y que básicamente habla de un nuevo ritmo traído de África. En 1930 los morenos empezaron a entrar en terrenos de los blancos, en esos días el cantante de country Al Dexter se presentaba con una banda totalmente integrada por negros, en 1967 Charley Pride fue el primer afroamericano en actuar en el mítico Grand Opry, Linda Martell fue la primera mujer de color que se presentó en dicho recinto en 1969 (doble logro) y Otis Williams celebró por todos al interpretar ahí mismo su tema “I wanna go country” que dice: “Well, I see what happened to Jerry Lee, and I want the same thing for me” (Vi lo que le pasó a Jerry Lee y quiero lo mismo para mi).

Este breviario, sólo para destacar el hecho de que la influencia y la separación racial, aunque actualmente parezcan absurdas, incorrectas y/o incomodas, jugaron un rol fundamental en la evolución de la música, si los blancos hubieran querido acallar a los negros o viceversa, imponiendo su estilo sobre el otro o se hubieran mantenido en la necia de mantenerse puros no tendríamos los sonidos que hoy tanto disfrutamos, entonces la lección es clara: el problema no está en la música sino en los extremismos, en rasgarse las vestiduras y asegurar que lo que nos gusta o con lo que nos identificamos es lo correcto y todo lo demás es una cochinada que debe de ser exterminada.

Al diablo lo políticamente correcto, que cada quien escuche lo que quiera escuchar y si a ti no te late ese ritmo, pues nada más no lo consumas y ya, no se trata ni siquiera de ser tolerante, se trata de ser coherente, finalmente, la música es una forma de expresión no una especie de dictadura que vaya a arruinar el mundo, si la banda odia a los negros o a los blancos y se cree mejor que los demás no es por la música que escucha es porque se niega a razonar y a comprender la realidad. Así que no te dejes engañar por tanto inquisidor que hay allá afuera, si te gusta la música que hace Anselmo pues chingón, si te gusta sentirte vikingo escuchando Graveland pues de huevos, pero no quieras obligar a los demás que hagan/piensen/sientan lo mismo que tú.


About the Author

Luis Fernando Reyes

Estudió Comunicación en la Universidad del Valle de México y trabajó el diario Excélsior así como en Radio Fórmula. Actualmente colabora en las publicaciones digitales “Esencia de Antes” y “Revista Circe” en las escribe con temas relacionados con la cultura popular.



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