Published on agosto 3rd, 2018 | by Isael Serra
Manilla Road: R.I.P Mark ‘the Shark’ Shelton
El pasado 27 de julio, el mundo del metal recibía la terrible noticia de la muerte de Mark “the Shark” Shelton, fundador, guitarra y voz de los legendarios Manilla Road. El encargado de dar la noticia a través de su Facebook oficial, fue su compañero de banda y amigo Bryan Patrick: “Siento mucho anunciar hoy que mi hermano desde hace mucho tiempo y mi mejor amigo desde 1981 ha atravesado las Puertas del Valhalla. Mark W. Shelton, descansa en paz.”
Manilla Road fue esa banda subestimada, casi objeto de culto de los entendidos en heavy metal. Ya hemos hablado en ellos en este espacio, una vez en ese texto de 10 bandas de heavy metal clásico por redescubrir o también en aquella nota dedicada a las óperas rock; y honestamente no nos cansamos de recomendarla.
En los años 80/90 que no había internet, escuchabas hablar mucho de Iron Maiden, de Judas Priest, e incluso de Saxon, pero muy poco de otras bandas legendarias de heavy metal -del lado americano- como Pentagram, Riot, Brocas Helm, Omen, o Manilla Road.
Esta última es la encarnación en forma de banda de heavy metal de esas imágenes épicas de los años 70 que solían pintar a los lados de un a Van inspirado más en Conan que en otra cosa, un escenario mitológico, barbárico, de “hechiceros y espadas”, que revistas como Heavy Metal -y la película animada con el mismo nombre- pondrían tan en boga. Imaginería que incluso fue llevada al mainstream con la caricatura y los juguetes de “Amos del Universo -He Man, MOTU-, que tanto alegraron a los niños de los años 80.
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Manilla Road comenzó a existir en esos alocados fines de los años 70, que tan bien fueron retratados en series como The Dukes of Hazzard; se trataba de pasarla bien en la “América profunda”, de condados y sitios ignotos. La banda vio a la luz en Wichita, Kansas por un grupo de amigos que se conocían desde la secundaria.
No sólo su lugar de origen es peculiar; sino que el mismo estilo de la banda era característico en su dominio de cada instrumento y en su estilo, su sentido de abordar el “heavy metal”, evocando esos mundos oníricos de las antiguas mitologías o de lo narrado en los libros y cómics de Conan, creación del norteamericano Robert Ervin Howard -padre de la fantasía heroica-.
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La primera vez que escuché a esta banda no solo quedé alucinado por su música -de una estructura muy particular-, sino que pensé: «¿Cómo algo tan épico, tan ‘heavy metal’-con todo lo que esto implicaba, en imaginería y música- había pasado bajo mi radar? Si según yo –y muchos de nosotros-, ya a cierta edad has escuchado a ‘todas’ las grandes bandas clásicas»; pues resulta que no. Había leído sobre Manilla Road en algún fanzine -aún no había internet para todos- y cuando los escuché fue con su disco Open the Gates de 1985, casi el resumen de una época musical.
Si el anterior disco de la banda, Crystal Logic (1983), había dado de que hablar y era considerado una pequeña obra maestra del heavy americano, pues este Open the Gates superó las expectativas. Esta ahí al lado de otras obras de la época de Seventh Son of a Seventh Son o Powerslave de Iron Maiden, The Mob Rules de Black Sabbath, The Warning de Queensrÿche o The Last In Line de Dio. En Open the Gates la banda abandonaba su estilo primerizo, para abordar un rock/metal más agresivo, más speed metal -para la época-.
Es casi imposible no hacer headbanging escuchando canciones como Road of Kings y Witches Brew. Es imposible no caer ante el estado hipnótico de canciones como Astronomica o Necropolis. Riffs que de inmediato te atrapan, partes vocales memorables y un desarrollo en la batería que superaba a muchos; para el baterista cada nota era seguida, cada cambio de velocidad imprimiendo dramatismo, y eso solos que te sumergían en su propio vortex dimensinal.
La voz de Shelton en canciones como la citada Astronomica, lo dejan bien posicionado para la inmortalidad metalera. Que descanse en paz Mark Shelton, y como dijo su compañero, seguro alcanzó “las Puertas del Valhalla”, y es que Manilla Road ha sido muy bien comparado con las imágenes que evoca Conan el bárbaro. Sí, escuchar a Manilla Road no es como leer cualquier cómic de súper héroes, sino uno de leyendas.
«We never ever will die ‘cause Heavy Metal is life»
–Manilla Road – Crystal Logic