De los horns up al dispositivo móvil: esto no pasaba con Jimi Hendrix
Dicho lo anterior, quiero expresar mi opinión y mi franca molestia sobre un hecho que aqueja a nuestra juventud actual, y es que, aquello que significaba estar en un concierto ha quedado en el pasado. ¿Por qué? Simple, hoy en día, durante un evento, la chaviza contemporánea pasa más tiempo tomándose selfies o actualizando sus redes sociales, que en realidad disfrutando el concierto. Lo admito, si hay algo que me rompe los huevos en esta vida es ver a esta nueva generación de niños rata con la nariz metida en el smartphone, sobre todo si están en una tocada de su «banda favorita» ¿Se imaginan a alguien revisando su celular mientras Jimi Hendrix encendía su guitarra?
Hace varias semanas, una fanática de Disturbed, fue increpada por el vocalista de una de las bandas más pedorras y jodidas del planeta, debido a que la chica se encontraba texteando durante el concierto. «Are We That Boring?» preguntó el frontman más monótono en la faz de la tierra, -y si es que llegas a leer esto David Draiman, sí cabrón, así son de aburridos-. En fin, el suceso causó revuelo, las opiniones del público se polarizaron y al final el drama terminó con la disculpa de Draiman [1]. Pero muy a pesar de lo ogt que esté la banda, hay dos puntos válidos en el asunto, puedo decirles desde la perspectiva de una persona que ha experimentado estar en los dos frentes -Como banda y como fan-, no deja de causarme cierta inconformidad -de ambas partes-. Como fanático porqué no logro concebir el hecho de que alguien pague cientos o miles de pesos para poder actualizar su Twitter con una foto y decir «La estoy pasando de maravilla en el @CineRoxy» y como aspirante a músico el hecho de que de verdad alguien vaya a tu concierto para no prestarte atención me parece nefasto. no me voy a meter en un debate sobre quién tiene la razón, eso ya quedó explicado en al principio de la nota, lo curioso es que este hecho quizá pueda parecer aislado, pero últimamente a cada concierto que vamos, los chavos parecen estar embelesados por el brillo de su aparato y ojo, estoy hablando de conciertos de rock y metal más o menos underground, no quiero imaginar lo que pasa en uno de esos rituales hipster que llaman Coachella o Corona Capital. En verdad, me parece que los morros de hoy están más preocupados por decirles a sus contactos que «la están pasando bien» que por pasarla bien realmente.
Las infames fotos y video del concierto
Si naciste en una generación híbrida como yo, quizá recordarás lo que sentías al principio del año 2000 cuando recién comenzaban los celulares y tú de manera muy ingenua pensabas «deberían inventar un celular con cámara». Dicho y hecho, se hizo y aquí está, sin embargo, poco tardamos en darnos cuenta de que las fotos y el video salían muy culeras y que hasta las cámaras más modernas que están al alcance de un rockero clasemediero como uno, no logran capturar todos los matices y la perfección que tienen los ojos y memoria, peor aún, ningún celular o cámara de video llega a estremecer tus sentidos así como se siente en vivo. Debemos recordar que las grabadoras convierten a un recuerdo en desechable, lo ves, lo borras y otra vez. Ningún recuerdo dura y es que con el auge de la fotografía y el video digital se han venido muchos males, como tomar fotos así:
Así de jodidas se ven tus fotos. Imagen tomada de catcountry1073.com
Mi consejo
Amigo adolescente, sí, tú, el que probablemente estaría tuiteando en medio de un solo de Jimi Hendrix. Cuando vayas a un concierto deja el cabrón celular, escucha, siente, envuélvete con la banda, se vale tomar algunas fotos -medio jodidas-, pero carajo, no te pases la noche revisando el whatsapp; tu cerebro es la mejor cámara y esa te la llevas hasta la tumba, métanse al slam, rompete la madre en un wall of death, sangra, suda, forja un recuerdo que no sea pasajero ¡vive el concierto! te la vas a pasar mejor, te lo aseguro. La vida muy es corta como para estar metido en el celular.
Texto y portada: Daniel Pimentel
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