Cine

Published on noviembre 3rd, 2017 | by Luis Fernando Reyes

Duros como el hormigón: 10 películas con espíritu metalero

Al empezar a escribir este texto vinieron a mi cabeza cerca de 50 películas que podría incluir pero no hay espacio ni tiempo que me alcance para poner cada una de las que me acuerdo, por lo que decidí hacerlo un poco más específico. Entonces, esta lista, va de las películas que tienen un espíritu metalero sin que hablen necesariamente del género o giren en torno a él cómo Detroit Rock City de  Adam Rifkin (E.U, 1999), Airheads de Michael Lehmann (E.U, 1994) o Metalhead de Ragnar Bragason (Islandia, 2013).

Probablemente te estarás preguntando, ¿A qué demonios te refieres con ‘espíritu metalero’? Bueno, mi amigo. básicamente hablo de esta rebeldía ante la decadencia de lo cotidiano que puede encarnarse en la violencia o en la desesperanza pero que en el fondo encierra un conocimiento y una fuerza primigenia inigualable, es decir, de este crecimiento o supervivencia a través del fuego. Los personajes de estas películas están atrapados en escenarios adversos en los que tienen todo en contra pero aun así se mantienen fieles a sí mismos, forjando su camino y perseverando aunque sea sólo para contemplar el abismo que los mira de vuelta.

The Wild Angels. Imagen vía youtube.com

No hablamos de héroes o de chicos buenos, en todo caso son sobrevivientes que salen adelante gracias a su instinto, fuerza de voluntad y a base de madrazos: a veces dados, a veces recibidos, a veces físicos, a veces emocionales. Por otra parte, y como era de esperarse, el contexto en el que se desarrollan las historias de estas películas también son muy heavys: barrios bajos, carreteras olvidadas, familias rotas, universos distópicos, bares infernales, tierras devastadas, paramos plagados de drogas y mentes perturbadas que representan el infierno dantesco por el que nuestros personajes tienen que pasar para salir adelante o para destruir todo. En este sentido, la estética visual de las producciones enumeradas aquí tiene mucho de metal, como tú mismo podrás notar cuando les eches un ojo.

Finalmente, algunas de ellas contienen en su soundtrack temas emblemáticos del género. Estas joyas de cine fácilmente se pueden relacionar con el hard rock o con el heavy metal pero también con el black metal o con el metal punk, aunque no faltan las que tienen un toque psicodélico que raya en el doom o en stoner, pero sin lugar a dudas todas tienen ese espíritu propio del metal. Como siempre, no soy un experto y estoy abierto a la retroalimentación, si está lista no les convence mándenme sus recomendaciones. Sin más, ahí les va la lista:

Intrépidos punks de Francisco Guerrero (México, 1980) /La venganza de los punks de Damián Acosta Esparza (México, 1991) 

Estás dos películas de culto no podían faltar aquí y bueno, van juntas porque básicamente son una saga: en Intrépidos punks una banda va por la ciudad cometiendo crímenes a diestra y siniestra con el fin de conseguir dinero para liberar a su líder (el legendario Tarzán) de la cárcel, lo cual aparentemente justifica las dosis de violencia y locura que aplican en cada golpe. Mientras que La venganza de los punks va la fuga del Tarzán y de su vendentta contra el policía que lo puso tras las rejas, en esta entrega la violencia punk se mezcla con extraños rituales satánicos y toques western.

Rodrigo D: No futuro de Víctor Gaviria (Colombia, 1990)

Rodrigo es un morro que creció con una madre ausente y clavado en el caos de uno de los barrios más duros de Colombia, no le interesan ni su familia, ni el fútbol, ni el sexo, ni la violencia, ni las drogas o ni el alcohol, prácticamente no tiene ningún otra expectativa o deseo que ser baterista de punk, lo cual se le complica porque el único que le puede vender el instrumento es un metalero que odia a los punks. A pesar de ello, Rodrigo se hace unas baquetas y va por las calles “practicando” en cuanta pared puede pero lejos del tener final idílico la vida del personaje está marcada por su entorno y su realidad. Sin duda el final de esta película es uno de los más metal punk que vas a encontrar.

Guerrero callejero de Toño Chávez (México) 

Esta es una de esas joyas del cine nacional que es prácticamente desconocida, ya sea porque producción artesanal o por el desprecio que existe hacía los videohomes bajo la premisa de que no aportan nada. Guerrero callejero con todo y sus carencias refleja como ninguna otra la realidad de los barrios bravos de México: El Charly es un cholo devoto a la Virgen de Guadalupe que está comprometido a mejorar la vida en su barrio, pero lejos de hacerlo con discursos rebuscados e ideas utópicas lo hace a “base de chingadazos” pues es el líder de una de las múltiples bandas que se pelean por el control de la zona y su historia es documentada por una periodista que se va clavando poco a poco en la realidad del barrio. La escena en la que El Charly va caminando en medio de la calle rumbo a una pelea y se le van uniendo sus “tropas” mientras en el fondo suena Luzbel es icónica.

Wild at heart de David Lynch (E.U, 1990)

Esta road movie está basada en la novela homónima de Barry Gifford y  es considerada como una de las mejores obras de Lynch. La película cuenta la historia de dos amantes (Lula y Sailor) que deciden escapar de su pasado para ir a Nueva Orleans mientras son perseguidos por las autoridades, por un asesino a sueldo de la mafia contratado por la madre de Lula y por los fantasmas que la pareja carga, que muy al estilo del director está plagada de violencia, de referencias al cultura popular americana y de frases inolvidables como “Did I ever tell ya that this here jacket represents a symbol of my individuality, and my belief in personal freedom?”, por no hablar de una escena de sexo a ritmo de Slaughterhouse de Powermad.

The Wild Angels de Roger Corman (E.U, 1966)

La película de motociclistas rebeldes cargados de drogas y propensos a la violencia por excelencia, esa en la que el racismo y la violación parecen ser algo normal e incluso justificable cuando se cabalga sobre el camino de la venganza que está basada, en parte, en el legendario grupo de motociclistas “Hell Angel’s”. Con esta cinta se creó un antes y un después dentro de las películas de motociclistas adaptándola a la realidad social de los años sesentas, pero quizá su mayor logro fue que debajo de todas estas capas de decadencia pudiéramos distinguir lo humano de los personajes, su razón de ser y actuar de tal manera, la cual está totalmente ligada a este sentido de pertenencia y de “familia” que existe dentro de la escena metalera.


Class of 1984 de Mark L. Lester (Canada- E.U, 1982)

Teniendo como tema principal I Am the Future de Alice Cooper, esta película narra la historia de un profesor de música que llega a una nueva escuela que está dominada por una banda nada convencional de punks liderada con puño de hierro por un alumno llamado Stegman, quien además de ser un culero consumado es quien distribuye la droga al interior de la institución, lo que termina en una clásica lucha de poder generacional.

Gummo de Harmony Korine (E.U, 1997)

Esta delirante y en partes grotesca cinta narra las historias de un grupo de personas que sobrevivieron al paso de un tornado devastador y lejos de ser las clásicas historias de superación ante la adversidad, presentan de manera cruda la naturaleza humana en su nivel más primigenio en el que las drogas, la prostitución, el abuso y el culto a Satán son moneda de cambio ante un futuro vacío porque cada uno de los personajes entiende de manera instintiva que nada va a mejorar y que no hay ninguna esperanza por lo que único que resta es abrazar la decadencia moral, lo cual es un retrato claro del lado oscuro del “Sueño americano”. Esta es una de las películas más cercanas al Black Metal que conozco.

Conan the Barbarian de John Milius (E.U, 1982)

No hay nada más heavy metal que la respuesta a la pregunta “Conan, what is best in life?”, no sólo porque viene de un cimerio que está enfrascado en una cruzada de venganza sino por el desprecio implícito que hay en ella hacía la sociedad “civilizada” y a los cánones de comportamiento. Conan no es sólo un bárbaro, es un rebelde que no va esperar sentado a la justicia ni a que el perdón llegue a su corazón, Conan es un guerrero entiende que poner la otra mejilla y doblegarse no es la solución, que lo único que puede hacerle frente a la violencia (aunque suene paradójico) sin sentido es un violencia enfocada aunque eso preserve el circulo vicioso pues él está preparado para lo que venga o para una gloriosa muerte en batalla.

Mad Max de George Miller (Australia, 1979)

En un futuro post apocalíptico escasean el agua y el combustible por lo que tribus de motociclistas dominan las carreteras sin que las muy disminuidas autoridades puedan hacer nada al menos hasta que aparece en escena el oficial  Max Rockatansky quien después de una serie de eventos violentos decide agarrar al toro por los cuernos y entrar de lleno en el corazón del caos para tratar de poner un poco de orden en un mundo distópico que cada vez parece más real.

Natural Born Killers de Oliver Stone (E.U, 1994)

Cuando el mundo se ha encargado de disminuirte y torturarte, hay de dos: dejar que te triture o volverte en su contra a cualquier costo. La historia del killing spree de Mickey y Mallory ha trascendido precisamente por lo segundo, por tomar las riendas de su vida aunque eso los lleve directo al borde del abismo.

Portada: http://es.fanpop.com/


About the Author

Luis Fernando Reyes

Estudió Comunicación en la Universidad del Valle de México y trabajó el diario Excélsior así como en Radio Fórmula. Actualmente colabora en las publicaciones digitales “Esencia de Antes” y “Revista Circe” en las escribe con temas relacionados con la cultura popular.



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