Published on noviembre 7th, 2018 | by Isael Serra

Bohemian Rhapsody, el rock calla a los críticos

La producción de la película hit del momento, Bohemian Rhapsody, fue muy accidentada. La película que se centra en la vida del frontman definitivo del rock, Freddie Mercury, atravesó diversos cambios durante los largos diez años que tuvo de desarrollo, hasta llegar a un producto final que sorprende en sus detalles; pero que deja de fuera los asuntos escabrosos que rodearon la vida y muerte de Mercury.

Los inicios de este proyecto se remontan al año 2008, cuando el guitarrista y el baterista de la banda Queen, Bryan May y Roger Taylor, entraron en pláticas con el guionista Peter Morgan. El también británico se especializa en narrar aspectos históricos de su cultura, como se ve en películas como “Frost/Nixon” (2008) o la serie televisiva “The Crown”, sobre la Reina Isabel II, serie que dura hasta la fecha y que se puede ver en Netflix.

Por esa época el comediante Sacha Baron Cohen -Borat, Ali G, Bruno- se mostró muy interesado en participar en la biopic, encarnando a Mercury, y vaya que el parecido físico le ayudaba, así que se integró al proyecto, sin embargo, por “diferencias creativas” al final su participación no sucedió. Por otro lado, Peter Morgan, el escritor del guion, se mostró muy preocupado en no ofender al resto de los miembros de Queen, tratando temas espinosos como el SIDA, las parrandas épicas y el estilo de vida de Mercury.

Así que se centró, desde el principio, en recrear momentos especiales en la carrera de la banda, como su presentación en Live Aid -que tan bien reflejada quedó en pantalla-, es decir que en la película tenemos en esencia una versión “light” y amable de lo que fue Queen, sin escándalos, sin controversia, sin muchas menciones de la terrible enfermedad que acabó con Mercury, sin asuntos morbosos a tratar, por lo que no, no verán la fiesta donde enanitos llevaban charolas con cocaína, ni orgías, ni excesos rockeros.

bohemian rhapsody movie poster

Imagen vía https://www.geeksofdoom.com/

Es por esto que Sacha Baron Cohen renuncia al proyecto en 2013, ya que no se mostraba la realidad de la banda y esto no coincidía con su visión; Cohen estaba tan metido en el proyecto que planeaba bajar varios kilos para interpretar a un Mercury con los estragos provocados por el VIH.

Al renunciar Cohen a protagonizar la película, muchos pensaron que el proyecto sería cancelado; pero rápidamente los interesados -Brian May  y Taylor- dijeron que el cambio era bueno, pues temían que Cohen se tomara el papel como un chiste o que la gente viera al comediante protagonista de Borat en vez de a Mercury en la pantalla.

La realidad es que Cohen y May tuvieron algunos roces, y guerra de declaraciones en algunos medios especializados. La producción siguió con algunos cambios,  entró el director Bryan Singer (la saga de X-Men) y el actor estadounidense de origen egipcio, Rami Malek, quien cuenta con la mandíbula perfecta para encarnar a Mercury. Casi al final de la filmación, el director Bryan Singer es sustituido por problemas de salud y entra al quite Dexter Fletcher.

El cambió de director se nota hacia el final de la película, que pudo ser mejor.  Entre las omisiones que noto en la cinta está el trato que le dedican al gran bajista John Deacon, quién queda relegado a vil comparsa. Cuando todos sabemos que era parte integral de la banda, como compositor incluso, lo que si se ve en pantalla es una aproximación muy fiel a sus conciertos en vivo, un vestuario increíble, y actuaciones memorables y bien logradas.

El actor Gwilym Lee, que interpreta a Brian May, está idéntico, cosa que en muchas biopics no se logra. Mientras que Rami Malek logra momentos intimistas y conmovedores, que sin duda le traerán muchos premios y reconocimiento en este ámbito. Tal vez el final de la película resulta un poco apresurado y no se brindan muchas conclusiones o reflexiones al respecto; cuando se pudo aprovechar para enviar algún mensaje sobre el tremendo coraje de Freddie Mercury al afrontar su enfermedad y hacerla pública finalmente, justo a un día antes de morir por complicaciones de una bronco pulmonía.

Los que vimos a través de los medios el anunció de su enfermedad y de su muerte en el año de 1991, recordamos el impacto cultural que esto causó. Hasta entonces nuestras estrellas de rock se morían por sobredosis de drogas o en accidentes. Esto y la decisión de Freddie de no hablar de sus complicaciones hasta el final, nos conmocionaron y nos hizo estar conscientes de los estragos de dicha enfermedad, justo cuando mucha gente decía de manera irresponsable que “el SIDA era mental” o “no existía”. La perdida de nuestra estrella rockera hizo más por el tema que miles de panfletos sobre el SIDA.

Hablando de los años 90, toda esta Queenmanía provocada por la película, me recuerda un poco a lo que pasó con la cinta The Doors de Oliver Stone de 1991. Donde los sesudos críticos nos decían que no se aproximaba a la realidad, que hacían ver a Jim Morrison como un simple cliché o una caricatura,  y que de preferencia no la viéramos por ser demasiado comercial; pero ¿Creen que les hicimos caso? Así pasa con Bohemian Rhapsody, la crítica especializada la hizo pedazos, y hoy  la película es un éxito, las nuevas generaciones descubren o redescubren la música de Queen, y hasta los fans hardcore tienen que verla para que nadie les cuente.

Bohemian Rhapsody no es perfecta, hay incongruencias en las fechas y los acontecimientos, no narra realmente como fue el acenso de la banda hacia el súper estrellato, además de que la historia está muy condensada y por supuesto hay muchas omisiones. Pero aun así, no se puede negar que es una cinta entretenida y bien hecha. Una vez más, el rock calló a los críticos, larga vida a la reina.


About the Author

Isael Serra

Lic. en Derecho y en Admon de Empresas. Ha colaborado para el diario La Jornada en el rubro de periodismo rockero. Conductor del programa especializado "Estridencia" en radio por internet. Metalero/Rockero irredento.



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