Published on abril 13th, 2019 | by Esencia de Antes
Los actores y el público
En primer lugar debemos diferenciar entre el actor de cine y el actor de teatro. Como es lógico el actor de cine notará la falta de público en el rodaje como parte esencial del principio de su comunicación. El director y la cámara serán su público en este proceso de creación. No habrá interpretación directa de su personaje con el espectador.
Así, pues, el actor echará en falta la presión necesaria para su trabajo, la que motiva a regalar toda la inspiración a esa sala llena. En el cine, la inspiración del actor tendrá que dar a la cámara de vídeo y a su director. Los dos serán sus espectadores, que le ligarán con su público. Por eso es tan importante la presencia del director.
El director, como público, tiene una responsabilidad particular con el actor. El recíproco respeto y fe son la base del trabajo de ambos.
Creo que, una vez el filme es proyectado, es muy enriquecedor para el actor comprobar si sus intenciones y las del director, en cada escena, son captadas por los espectadores. Comparad con el gráfico descriptivo si los resultados han sido los que se pretendían.
Id al cine en diferentes horarios, para estudiar la reacción del público y percibir sus emociones proporcionará grandes sorpresas en el actor o actriz. Está comprobada la diferencia de aceptación de la misma película en distintos países. A veces, una misma película cambia a los ojos del público según la publicidad, según la hora en que se vea, según la fama del director o el cariño que despierte un actor.
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Es posible que el público no pague la entrada del cine si puede ver a un actor en la televisión, desde su casa. Pero, en cambio, sí se desplazará para verle en persona en el teatro.
El público se ha vuelto cada vez más selectivo en el momento de escoger una película a la hora de salir para ir al cine. Por intuición sabrá cual es el tipo de película que se le ofrece y, cada vez más, busca honestidad en lo que se anuncia con relación a lo que se ofrece.
La televisión genera un público pasivo, sin impulso de búsqueda. También en el teatro buscamos obras que sean comerciales, que hagan reír o llorar con las fórmulas habituales, sin riesgos. En el cine, estamos dominados por las imágenes impactantes, de evasión, sin posibilidad para una colaboración, proyectando una psicología sencilla, de contrastes: buenos y malos, modelos preestablecidos sin preguntas.
Todas las personas que, por profesión, están de alguna manera relacionados con la comunicación, deben asumir la responsabilidad proponiendo espectáculos ambiciosos, que despierten interés, provocadores debates. Para un actor, un director o un autor, el público es el termómetro donde mide su temperatura. Si el actor interpreta sobre seguro, su interpretación se volverá gris y sin relieve.
Otro tema que deben tener en cuenta pero que merece un capítulo aparte es la fama. La fama para un actor es elemento indispensable en su evolución como persona y su continuidad en el trabajo. Su curva a través de los años podrá ser contemplada a través de sus películas. El actor tendrá una posición privilegiada para observar a lo largo de su carrera la reacción que su trabajo genera en su audiencia.
Pero si quieres ser una actriz o actor de cine respetable tendrán que vigilarse a sí mismos para no acabar creyéndose que tienen poder, el poder que te da la fama.
Autor invitado: Darío Marín