Published on noviembre 5th, 2018 | by Isael Serra
Recordando a grandes trovadores: Nick Drake
Continuando con los homenajes en nuestro altar virtual dedicado aquellos músicos que no tuvieron tiempo -como decía Rockdrigo Gonzales- de consolidar sus carreras, ya que partieron prematuramente de este plano físico, esta vez recordaremos a uno de esos espíritus libres que encarnaban la verdadera esencia del trovador moderno y que, a pesar de legarnos unos pocos y frugales discos, su influencias es palpable hoy en día, e irónicamente su música llama más la atención que cuando sus discos se publicaron.
Si alguien encaja perfectamente en la figura del trovador atormentado, solitario, melancólico, y que nunca encajo bien en este mundo, ese es Nick Drake. De origen inglés (aunque por el trabajo de su padre nació en Birmania), Drake representa un caso atípico en el mundo del pop de finales de los años 60 y principios de los 70.
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Extremadamente tímido, no concedía entrevistas y realmente tuvo pocas presentaciones en vivo; sin embargo, la calidad de sus composiciones y su técnica limpia y precisa en la guitarra acústica llamaron la atención de otros músicos y de un productor en especial, Joe Boyd -que trabajó con Pink Floyd y posteriormente con R.E.M-, y quién fungió como representante y mentor en la corta carrera de Nick Drake.
Influenciado por Bob Dylan, Van Morrison y Donovan, Drake abandonó sus estudios de Literatura Inglesa en la prestigiosa Universidad de Cambridge para grabar su primer disco, el hoy de culto Five Leaves Left (1969); pero que en su momento pasó casi desapercibido. Tal vez en ese tiempo la gente metida en el folk rock querían coros que pudieran cantar, compromiso político, o algo más “mainstream”; y las intimistas canciones de Nick Drake no eran precisamente lo más comercial en ese momento.
La falta de conexión con el público en sus presentaciones en vivo llevaron a Nick Drake a retraerse y a dejar de presentar su música en los cafés y foros donde solía tocar. Quienes acudieron a esos recitales recuerdan que la vibra general era de incomodidad; además, para hacerlo todo más complicado, como Drake usaba diferentes afinaciones en sus canciones, se alejaba del escenario para afinar, rompiendo un poco el flujo natural de la presentación.
Para su segundo disco aceptó a regañadientes incorporar un bajo y una batería, el productor integró influencias de jazz, y convenció al retraído Nick Drake de subir el tempo -velocidad- de sus composiciones e intentar hacerlas más comerciales. Esta vez los involucrados en el disco estaban seguros que Nick llegaría a la lista de éxitos, pues su imagen y su música tenían todo el potencial; sin embargo las ventas nuevamente fueron discretas. Todo esto acrecentó su depresión.
En las pocas presentaciones en vivo que hizo en esta etapa se veía nervioso, ansioso, y con poca comunicación con la gente. En un momento dado, en el que sería su último show, dejó de tocar a mitad de una canción y se bajó del escenario, ante el desconcierto de la gente. Estaba claro que Nick no estaba bien, y requirió ayuda psiquiátrica donde le recetaron antidepresivos; sin embargo se negaba a tomarlos consciente de los efectos que estos podían tener al mezclarlos con su hábito de fumar marihuana.
Mientras tanto a su disquera -Island records- le urgía promover el nuevo disco, y para ello requerían que el artista diera entrevistas y se presentara en vivo; cuestiones a las que Nick Drake se negaba. Nick se fue aislando de todos y rara vez salía de su departamento, mostrando ya síntomas de sicosis. Aún con esta situación, dejó grabado un álbum más, su disco póstumo “Pink Moon”-1972-.
Sus amigos y compañeros en el estudio describen que en esa etapa Nick se quedaba sentado sin decir nada durante largos periodos de tiempo, viendo sus zapatos, o hacia la consola, y cuando se le preguntaba algo en específico se mostraba sorprendido y no respondía, o hacia un esfuerzo enorme por contestar en monosílabos. El disco tiene pocos arreglos además de la guitarra desnuda y cruda de Nick.
Hay una anécdota que dice que entregó el master de ese disco en las oficinas de Island records a una recepcionista sin decir una sola palabra, y que los ejecutivos de la disquera se dieron cuenta mucho después que en ese paquete estaba el hoy legendario “Pink Moon”. Fiel a su costumbre, no concedió entrevistas para promover dicho álbum; salvo una, forzado por la disquera, en donde ni siquiera le dirigió la mirada al entrevistador y básicamente explicaba que no le gustaban las entrevistas.
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Pero no se trataba de una pose para hacerse el misterioso ni mucho menos, Nick Drake era real en todo; se trataba de un padecimiento que hoy sabemos es muy grave, la depresión. Tampoco realizó presentaciones en vivo como mandaba la industria de la época, donde si no tocabas en shows, prácticamente no existías. Drake se convirtió en un verdadero asocial y se refugió en la casa de sus padres, a quienes les confesó en pocas palabras que, aunque no era la situación ideal para él y quienes vivían en esa casa, no tenía otra alternativa dada su enfermedad, de la cual dio muestras de estar muy consciente.
Vivía aislado, aunque ocasionalmente tomaba “prestado” el coche de su madre y manejaba sin rumbo fijo. Ocasionalmente visitaba a sus viejos amigos sin avisar, pero en esas visitas no articulaba palabra alguna, solo se dedicaba a fumar, tomar, y a escuchar música; se quedaba a dormir en un sofá o en el suelo, y luego de un par de días de estancia desaparecía otra vez. Sus amigos de confianza lo comprendían y lo dejaban ser.
Nick tenía una hermana, muy guapa, que era actriz y que llegó a aparecer en varias películas inglesas. Ella misma narra que eran escasas las conversaciones con su hermano, y que no hablaba de sus planes; incluso, un tiempo después de grabar “Pink Moon”, Nick fue a la habitación de ella y le dijo, “Ah, aquí estas”, para dejar su disco sobre la cama y salir rápidamente. Solo así su hermana se enteró de que el disco en el que trabajaba Nick ya estaba grabado y editado.
Su depresión lo llevó a descuidar su apariencia, de ser un tipo alto, elegante y atractivo, cayó en periodos donde dejaba de cortarse las uñas y de lavarse el cabello. Tuvo un colapso nervioso y fue hospitalizado, ahí un especialista sugirió que tal vez podría padecer esquizofrenia. Sin embargo el tiempo de vida de Drake ya estaba acabándose. Todas estas situaciones se ven reflejadas en sus letras.
Hacia el final de su vida grabó varias sesiones, su productor habitual se sorprendió al ver que Drake ya no era aquel tipo tranquilo que conoció, sino que su voz se escuchaba deteriorada y su actitud era de coraje y amargura. Aún así su familia se mostró intrigada, pues Nick Drake se mostraba de cierta forma feliz de grabar, y eso era un estado muy raro de ver en él.
La mañana del 25 de Noviembre de 1974 Drake murió en casa de sus padres al tomar una sobredosis de un medicamento antidepresivo llamado Amitriptyline, el cual causa somnolencia y baja presión sanguínea. Todo parece indicar que se trató de un suicidio, aunque no hubo nota alguna. Por esos años, la familia de Drake recibía numerosa correspondencia de fans y visitas en su casa.
A finales de los años 70 se lanzó una caja que recopilaba los tres discos en estudio de Nick, además de sus últimas sesiones de grabación y una extensa biografía. A pesar de las escasas ventas, sus discos no fueron descatalogados. Ya para mitad de los años 80 Nick Drake era citado como influencia por bandas como The Cure o REM, y numerosas bandas de post punk y de rock gótico.
De hecho Robert Smith de The Cure dice que el origen del nombre de su banda viene de una línea de la canción de Nick Drake, llamada “Time Has Told Me», y de aquella frase que dice «a troubled cure for a troubled mind». Su espíritu de poeta atormentado trascendió.
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